Te recomendamos leer la primera parte de este post
Si por el contrario, sabes que no te vas a comer esa fruta en esa semana o la siguiente y lo que quieres es congelarla, entonces si debes lavarla antes de meterla al congelador.
El congelador
El congelador es el gran amigo de la conservación de la comida, ya que todo lo que metas en el tienes la seguridad de que se va a conservar por varios meses. Algo que muchas personas no saben es que incluso puedes meter barras de pan «del día» y cuando las saques, sólo debes calentarlas un poco y listo.
Todo lo que metas al congelador debe estar perfectamente sellado en su bolsas, ya que así evitas que se queden pegados unos alimentos con otros.
La parte de atrás de tu congelador es la zona más frío. En esa zona debes guardar las carnes y pescados y lo que sepas que vas a tardar mucho tiempo en comerte.
Si tienes un congelador lo bastante grande, cubre la carne y el pescado con una capa de hielo.
Dentro de tu nevera, muy cerca de los alimentos que dejes destapados como setas o verduras, coloca alguna rodaja de limón. Esto contribuye a que la nevera no tenga malos olores y el limón controla mucho mejor las bacterias que muchos productos y es más natural. Lo único que debes hacer es cambiar las rodajas de limón cada semana.
Los alimentos secos también se estropean
Aunque al principio os contamos que los alimentos secos son mucho más difíciles de estropear que los alimentos húmedos. Esto no quiere decir que no tengamos que tener cuidado con este tipo de comestibles, ya que insectos y pequeños bichitos – como los gorgojos- son muy propensos a aparecer en las comidas. Lo único que debes hacer es colocar algunas hojas de laurel en las bolsas que ya tengas abiertas pero no hayas usando del todo y con esto será suficiente. el laurel es u potente repelente que incluso desagrada a los piojos.
Debes cambiar las hojas cada tres meses.
